«En los periodos no revolucionarios, los grupos radicales tienen igualmente entre otras tareas, y cuando es posible y necesario, la acción violenta organizada. En tal periodo, como en los periodos revolucionarios, los revolucionarios son proletarios como los otros. El que estén conducidos momentáneamente, o quizá por años, a mantener ciertas normas de clandestinidad y utilizar en determinadas ocasiones determinados métodos de seguridad personal, él que todo esto llegue a darles un "estatuto" especial en la lucha de clases no debe ser óbice ni para considerarles "separados de las masas", ni "cortados del proletariado", ni a que se auto consideren la vanguardia divina.»
REFLEXIONES SOBRE LA VIOLENCIA.
Estos
actos no tenían un fin político en el sentido en que la política consiste en
actuar sobre los otros, a reagrupar, a formar un poder reconocido que busca un
sitio en la sociedad.
Los
expropiadores no pretendían ser los nuevos "star" salvadores del
pueblo y del proletariado ([1]),
no ambicionaban a golpear a cualquier precio la imaginación de la gente, sino
que se daba como uno de sus objetivos fundamentales la de procurarse los
medios financieros necesarios para continuar su práctica, que no se limitaba
en absoluto a organizar una organización armada.
I. Se
nos podrá reprochar el situarse no muy lejos de la formula de Proudhon quien sabía:
propiedad = robo. Ciertamente el robo no es la destrucción de la propiedad. Es
sin embargo un medio -limitado, pero útil en ciertos casos- para organizar la
lucha contra el mundo de la propiedad. Esta fuera de lugar intentar dar un juicio
"por" o "contra" de estos métodos pues su empleo es un
asunto de : 1º) determinación social, y, 2º) de oportunidad.
II.
La concepción materialista de la violencia excluye toda posición de principio.
Ella
no consiste tampoco en invertir los valores de la sociedad burguesa haciendo
del terrorismo un bien y no un mal. El revolucionario roba (o expropia) para
satisfacer una necesidad -social- de actividad subversiva ([2]).
III.
No son los revolucionarios quienes provocan la violencia, sino que esta es un
producto social.
Sin
embargo no todo acto violento es forzosamente revolucionario. A causa de la
inmadurez del movimiento comunista, esta violencia parte en diferentes sentidos
- obedeciendo a las determinaciones sociales propias de cada individuo o grupo
- llegando incluso a representar (de hecho a pesar suyo) dentro del movimiento
revolucionario una práctica que irremisiblemente aboca en la reconstrucción de
aquello que pretende combatir: el Capital.
IV.
Y esto no solo a largo plazo sino que en cada momento concreto expresan tal
tendencia, utilizando todos los resortes psicológicos e ideológicos propios de
los representantes "reconocidos" del Capital. Tal es el caso de aquellos
que recurren a la violencia armada esencialmente para ganar el corazón de las
masas y para hacer presión con el fin de ser reconocidos como los
"dirigentes del proletariado", ser la "vanguardia del
pueblo", etc.... Todos estos lo único que expresan mediante su practica es
su aspiración a imponer un nuevo poder, en el mejor de los casos la
"dictadura del proletariado pero ...(como no) ... dirigida por su
partido".
V. Es
el capital quien, por naturaleza, expropia. (Es el capital quien de hecho
realiza la "expropiación de los expropiadores") desproveyendo a los
individuos de su contorno natural a todos los niveles. Priva los hombres, e
incluso las cosas (así la naturaleza ha dejado de ser tal para convertirse en
el basurero, y el laboratorio de ensayo
de la industria capitalista), de su ser.
VI.
Es perfectamente normal que los que se levantan contra el capital procedan
también a reapropiarse a todos los niveles: materiales, psicológicos,
culturales, teóricos... y también financieros.
Mientras
que el capital exista el dinero es el mediador privilegiado de toda acción
social. Mientras que el enemigo triunfa, el se impone como mediación. Es
inevitable que individuos o grupos radicales sean conducidos a apropiarse por
la fuerza de ciertas sumas de valor, si bien su fin (mejor aun: su lógica, el
sentido de su movimiento) sea dirigida contra el Valor bajo todas su formas.
VII.
Solo se extrañaran o se escandalizaran los que no tienen necesidad de medios
para actuar, porque no actúan; o los que disponen de un aparato burocrático o,
incluso, el apoyo de un Estado; o los mutilados por la moral burguesa.
VIII.
La violencia no es un medio que se decide emplear porque los otros se revelan
ineficaces.
Todos
los que se dedican a teorizar sobre la "imposibilidad del paso pacifico
al socialismo" caen en la trampa tendida por los representantes del
Capital ruso en el movimiento obrero. De esta naturaleza fueron las diferencias
existentes sobre la cuestión, en la ruptura entre China y Rusia.
No
es tampoco una defensa contra un ataque, como si debiéramos siempre justificar
una actividad violenta presentándonos como el “agredido". Los comunistas
no necesitamos convencer a nadie que nos han previamente agredido. Primero
somos victimas de la represión y posteriormente somos victimas de los
"organizadores de solidaridad" y "solidarios" que nos piden
explicaciones sobre quien tiró el primero, o "donde va el dinero". La
violencia no es un simple instrumento. Las
teorías de la violencia defensiva hacen el juego al enemigo. (Leer a su máximo
apóstol S. Carrillo).
IX.
Es la sociedad quien es violenta, en razón de la naturaleza contradictoria del
capital... Incluso en periodo prospero y pacifico, destruye bienes y personas,
crea el hambre, etc. Es conocido que el automóvil ha matado más franceses desde
1945 que la segunda guerra mundial. La violencia es también ideológica: se
obliga a hablar una lengua, se borra un pasado cultural, etc.
Por
la violencia, se impone ciertas practicas sexuales, prohibiendo por la violencia
otras. Es gracias a esta violencia que todas las tendencias naturales del
individuó (amor libre, homosexualidad incluida) se transforman en practicas
generadores de trastornos en el "equilibrio". El capital realiza
incluso el homicidio de los muertos es decir del trabajo pasado,
acumulado de las generaciones anteriores, cuando desprecia o destruye la
infraestructura material que no puede mantener. El capital destroza los cuerpos
y los espíritus por su mismo funcionamiento. El porrazo es la excepción. El
Estado policiaco no es más que una parte, y un producto de un fenómeno más vasto.
X. En
el comunismo, los individuos y grupos tendrán a la vez los conflictos y los
medios de arreglarlos sin destrozarse los unos a los otros. La armonía y la anarquía
no existen, ni el uno ni el otro, en estado absoluto y estable, o sino que se regula
el uno al otro. En el comunismo el contenido mismo de "violencia"
toma un sentido totalmente nuevo, solo es aplicable tal termino por comodidad;
corresponde aun al lenguaje del viejo mundo.
XI.
La reacción colectiva contra el capital incluye la violencia como medio de
destruir la relación social opresiva. Ella consigue más: el aislamiento, la
atomización, es roto por una práctica colectiva que es, entre otras, violenta.
En la revolución la comunidad se re-constituye en la violencia. Esto es un
medio para modificar las relaciones de producción y su empleo en este sentido
es él mismo una obra colectiva. La violencia es una forma positiva de renegar
la sociedad actual, cuando ella ataca sus raíces.
XII.
La insurrección es destructiva de hombres y de bienes, pero con el fin de
destruir unas relaciones sociales, y en esta medida. Violencia y destrucción no
son idénticas. La violencia en ante todo toma de posición por la fuerza. La
violencia revolucionaria es apropiación colectiva. Si bien el capital debe
destruir para triunfar, el comunismo es al contrario tomar en mano de la vida
por los individuos. Las concepciones "positivistas",
"racionalistas", y humanistas pasan todas ellas al lado del problema.
XIII.
Los grupúsculos izquierdistas insisten sobre el "poder", de la
"toma del poder", de la "conquista del poder", cuando de lo
que se trata es de tener el poder de hacer, de transformar el mundo y a sí
mismo.
No
tenemos ninguna necesidad de estructuras de poder, sino de poder destruir tales
estructuras. Así mismo ellos hablan del armamento del proletariado, de lucha
armada, sin unir esto al movimiento comunista. El problema no es que los
obreros estén armados y luchen, sino que utilicen sus armas contra las relaciones
especificas del modo de producción capitalista y contra todos las instituciones
que lo perpetúan.
La
guerra civil hace el juego al capital si ella no le ataca teóricamente y
prácticamente.
Una
guerra civil puede ser plenamente capitalista, e igualmente oponer a dos formas
de estados burgueses. El criterio es el de las relaciones de producción y del ejército:
Mientras que triunfan las relaciones mercantiles y la fuerza militar que los
defienden no hay movimiento hacia el comunismo.
Se debe
preguntar que es lo que se hace con la violencia. Las formas de
organización de la violencia de los obreros, ejercito, milicias, comités
auto-defensa, etc., es un problema secundario : lo importante es saber si su
lucha apoya a un futuro poder que establecerá nuevas relaciones de producción
capitalistas; si no su acción será una forma sutil de integración
ideológica y practica del proletariado.
XIV.
Para nosotros, el comunismo no es un Estado que debe implantarse, un ideal al
que hay que sujetar la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento
real que anula y supera el estado de cosas actual. Las condiciones de este
movimiento se desprenden de las premisas actualmente existentes.
El
comunismo en la medida en que es teórico, es la expresión teórica de la
posición del proletariado y el resumen teórico de los condiciones de la
liberación del proletariado.
El
comunismo es el producto de la gran industria y sus consecuencias, de la
creación del proletariado y de la concentración del Capital, de la lucha entre
el proletariado y la burguesía que resulta de ello.
XV.
La guerra civil en España opuso dos formas, dos relaciones diferentes pero
igualmente anti-comunistas, del desarrollo del Capital. Desde que las milicias
formadas contra los "cruzados" aceptaron integrarse en el Estado
republicano, capitularon y prepararon una doble derrota: ante la
República (destrucción del proletariado en Barcelona, Mayo 1937) y delante de
los golpistas. Aquí también el comunismo es una cuestión de contenido y solo
después de forma. La táctica del "anti-fascismo" y del compromiso
(solo) táctico (faltaba mas) conduce al proletariado primero al "impasse"
y luego a la masacre.
XVI.
En los periodos no revolucionarios, los grupos radicales tienen igualmente entre
otras tareas, y cuando es posible y necesario, la acción violenta organizada.
En tal periodo, como en los periodos revolucionarios, los revolucionarios son
proletarios como los otros. El que estén conducidos momentáneamente, o quizá
por años, a mantener ciertas normas de clandestinidad y utilizar en
determinadas ocasiones determinados métodos de seguridad personal, él que todo
esto llegue a darles un "estatuto" especial en la lucha de clases no
debe ser óbice ni para considerarles "separados de las masas", ni
"cortados del proletariado", ni a que se auto consideren la
vanguardia divina. La pertenencia a una clase no es nunca ni formal ni sociológica
sino histórica. La acción individual-no es forzosamente sinónimo de
individualismo. El único criterio es el del contenido y la dinámica de la
acción.
XVII.
El peligro real consiste en tomarse, fruto de una coyuntura mas o menos
prolongada, por un grupo aparte destinado a emplear indefinidamente la
violencia armada. Si se define y se comporta como especialistas de la violencia,
acaparando su monopolio, se corta de las necesidades sociales reales de donde
nace el movimiento subversivo, que como tal es más amplio que los limites de la violencia armada. Puede nacer un proceso
alienante y no ser capaces de expresar tan siquiera las propias necesidades
individuales -un eunuco armado es tan peligroso como un cura-. Tal proceso le
puede llevar a negar sus teorías que le dieron nacimiento y transformarse, de
hecho, en un nuevo poder aspirando al reconocimiento, como aparato militar
primero y político después.
XVIII.
El término "terrorismo" puede ser comprendido en el sentido largo de
empleo del terror: en este caso el capital es terrorista en permanencia. En
sentido estrecho, como táctica y a veces estrategia, es la aplicación de la
violencia en los puntos sensibles de la sociedad. Si no es parte integrante de
un movimiento social, suscita una violencia separada de las relaciones
sociales. Existe una dinámica de terrorismo urbano que, en los países de fuerte
represión en los que la clase obrera esta atomizada, aparece enseguida como una
lucha entre dos aparatos, en la que él del Estado sale, como es natural,
vencedor. Así como la mayoría de las veces - y a pesar de que voten- los
obreros consideran las luchas políticas, como un mundo por encima de ellos, así
mismo miran el afrontamiento de los terroristas y del Estado contabilizando los
golpes de unos y otros. En el mejor de los casos, son solidarios moralmente.
Hemos de preguntarnos si este conflicto no ayuda a mantener el problema social
a un segundo plan (el ejemplo más claro es el de la mayoría de los secuestros
de los patrones en las huelgas).
XIX.
Los medios pueden transformarse en un fin; hecho que no es particular a la
violencia.
La
teoría, medio para comprender a fin de mejor actuar, puede ser el sustitutivo
de la acción. Pero los efectos son inmediatamente graves en el caso de la
violencia. Si la insurrección es un "arte", no se puede jugar con la
lucha armada.
XX.
El capital sueña con la auto-destrucción de las minorías radicales. La
propia dinámica del capital crea ciertos grupos que no puede soportar pues
atacan el status quo de una forma incapaz de ser controlada momentáneamente;
entonces la forma de liquidarlos es empujarlos a tomar desde ahora, y de forma
no razonable las armas contra la sociedad actual. No se trata en absoluto de
"provocaciones" sino de presiones sociales. En este caso no se puede
hacer punto y aparte diciendo que los camaradas han estado obligados a hacer
tai o cual acto. La función de la agrupación es también la de organizarse para
resistir este tipo de presiones. Es cierto que la teoría no resuelve todo. No
se hace algo solamente porque se comprende. Pero la teoría es también parte
integrante de la práctica y no podemos arrinconarla. Aprobar, o negarse a
criticar, todo acto violento, es caer en la trampa del capital. Una
solidaridad total no excluye jamás una crítica.
XXI.
Desde que se olvida la ligazón entre la naturaleza del proletariado y el
comunismo se esta condenado a no ver el mecanismo de la revolución, a elaborar
"táctica", "estrategia", "marcarse tareas", etc.
que necesariamente, por el mecanismo del inmediatismo y del voluntarismo, caerá
en el oportunismo y la "real-politique". Ante esta hecatombe teórica
todos los "constructores de partido" pasaran a la historia como
perfectos idiotas. La buena voluntad no es criterio de nada. Su posición ante
la violencia será necesariamente falsa, moralista y contrarrevolucionaria.
[1] Todo terrorismo pequeño-burgues tiene por objetivo hacer
propaganda ante todo de su grupo, todos ellos sin excepción están convencidos
en la incapacidad del proletariado para salir de su inmediatismo
reivindicativo.
Ciertos
militantes de E.T.A. justifican sus calamidades diciendo que "lo que pasa
es que el pueblo no tiene cojones", esto de lo que mucho leninistas se
rien no es mas que el arcaismo de sus genialidades dirigistas y sus delirios
sobre la "dialéctica vanguardia-masas" . En todos estos grupos, sobre todo en los más
activistas, jacobinistas y populistas por naturaleza social, siempre se
desprenden auténticos "star" de la acción (Escubi, Etxabe, etc), la mitología al lider se vive cotidianamente
en el seno de estas organizaciones que siguiendo su lógica solo pueden acabar
en el leninismo ; en cuanto toman contacto con el "marxismo" se
dedican a degustar los buenos nectares estalinistas sobre el papel del
individuo en la historia.
[2] Incluso el robo "vulgar", de "derecho
común" ademas de corresponder, en la inmensa mayoría de los casos, a
satisfacer necesidades vitales de subsistencia - los supuestos
"caprichos" son también vitales en la sociedad de consumición - son
de por sí actos de subversión contra la Propiedad, y esto independientemente de
lo que piense el "ladrón" sobre sus actos.
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